5.18.2010

En Chinchína campesinos siembran árboles para vender al mundo el carbono

Se trata del primer proyecto forestal del mecanismo de desarrollo limpio avalado por la ONU. En medio de la deforestación latente que consume al año más de 336 mil hectáreas de bosques y selvas en el país según cifras del Ideam, un grupo de campesinos y empresarios de Caldas está demostrando que, muy al contrario de lo que indica esta tragedia ecológica, reforestar sí paga. Ellos, con la financiación de la alcaldía de Manizales, crearon el proyecto forestal sostenible en la cuenca del río Chinchiná (Procuenca), que busca recuperar 15 mil hectáreas de bosques aledañas al parque de los Nevados, una zona que entrega agua potable a más de 600 mil personas, pero que está afectada por la agricultura extensiva y la ganadería, que han causado erosión y deslizamientos, lo importante de esta idea es que acaba de ser inscrita por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como un nuevo proyecto de mecanismo de desarrollo limpio (MDL), que podrá venderle al mundo créditos de carbono, es decir, las emisiones de este gas de efecto invernadero que sean capturadas por los árboles plantados durante los próximos 20 años en el lugar. Es el primer proyecto de tipo forestal de Colombia impulsado por las comunidades que logra esta acreditación y el décimo quinto del mundo. Según Jairo Eduardo Pinzón, director técnico del proyecto Procuenca, ya se han reforestado 4.600 hectáreas, con las cuales esperan reducir dos millones de toneladas de dióxido de carbono. Por cada tonelada, la ONU les expedirá Certificados de Reducción de Emisiones (CER), que se convertirán en bonos avaluados entre 5 y 10 dólares cada uno y que podrán vender a los países industrializados como Australia, Canadá o España, que están obligados a bajar su contaminación y frenar el calentamiento global. De esta forma, a la hora de rendir cuentas sobre sus niveles de reducción, esas naciones dirán que compraron los certificados y aportaron para disminuir el impacto climático. Expertos critican este modelo porque consideran que los países no se interesan por descontaminar sus territorios y delegan esa responsabilidad en las naciones que ponen en marcha los MDL. Sin embargo, los países en desarrollo sí ven en esta figura una oportunidad para conseguir recursos con el fin de que las comunidades reciban apoyo financiero y no caigan en la tentación de talar más bosques para ampliar sus tierras cultivables. Ya están vinculados 330 propietarios de tierras que han cedido parte de sus parcelas (la mayoría cafeteras) o sus fincas ganaderas para reforestar. Ellos podrían percibir ingresos superiores a los 5 millones de dólares, que podrían multiplicarse teniendo en cuenta que la idea de Procuenca es reforestar 15 mil hectáreas. Eso les representaría más carbono capturado y más bonos para la venta. Parte del dinero, para biodiversidad. El 70 por ciento de los ingresos que dejará el proyecto MDL de reforestación en Chinchiná irá para los dueños de la tierra, el 20 por ciento a la conservación de la biodiversidad allí viven osos de anteojos y loros orejiamarillos y el 10 por ciento para recuperar la inversión que hace la alcaldía, que entrega el apoyo técnico para la siembra de los árboles, es un ejemplo para proteger y restaurar los bosques y combatir el cambio climático”, dijo Fabio Arjona, director de Conservación Internacional, que apoya a Procuenca. Colombia ya ha registrado 22 proyectos MDL ante la ONU, pero este es el primero de tipo forestal.