5.18.2009

Elvirita Ayalde, la mujer que se entregó por El Cerrito y aún vive

Hablar de Elvira Ayalde Álvarez del Pino de Madriñan, en el municipio de El Cerrito, es remontarse a 95 años atrás; de hecho es toda una historia que se ha tejido al lado de la vida de una mujer que desde temprana edad se entregó por completo al desarrollo y prosperidad de su municipio.
Nacida el 12 de Abril del año 1.914, en el hogar conformado por la señora Rosalía Álvarez del Pino, y el hacendado Tulio Ayalde; fue poseedora de grandes riquezas, extensos terrenos y una finca muy grande llamada El Castillo, de lo cual no le quedó nada por razones que no quiso comentar.
Pero para ella la mejor y más grande riqueza la tiene en todos los actos, actividades y eventos en los que participó dejando en alto el nombre de su ciudad natal. Es así como fundó el Benemérito Cuerpo de Bomberos de El Cerrito, y logró el rango de Capitana; contribuyó con la formación del Costurero de la casa del niño pobre, y fue pionera en la realización de las comparsas, chirimías y disfraces, siempre le impregnó esa alegría que la caracteriza aún estando en su silla de rueda.
Ella, con su mente lúcida a pesar de tener ya 95 años de edad, recuerda que fue su abuelo Agustín Ayalde, quien donó la primera planta eléctrica para El Cerrito. Durante toda su vida fue muy batalladora, de mucho arranque y emprendedora de obras sociales; sin temor a equivocarnos, de acuerdo a lo investigado por el equipo de reporteros de El Periódico, podemos decir que personas como ella ya no existen, el rango de Capitana de Bomberos lo obtuvo sirviendo a la institución voluntaria en las emergencias que diariamente atendía, pues ella prestaba el servicio como lo hacían sus compañeros, y dedicó mucho de su vida a sacar avante esta entidad, hasta lograrlo. Infortunadamente hoy, y ya en su lecho de descanso, los miembros de esa institución que ella felizmente forjó, ni siquiera se acuerdan de llevarle al menos un ramo de flores el día de la madre, de la mujer o al menos en el cumpleaños del Cuerpo de Bomberos.
Y qué decir de la clase política y dirigente, no la mencionan ni para remembrar la memoria de un municipio que sobre sus espaldas se levantó con fuerza, para dar a sus sucesores ese don que hoy ostentan. "Que tristeza me da eso", manifiesta en medio de su soledad, en la que sólo le acompañan sus hijos.
El Periódico quiso hacerle un merecido reconocimiento en vida a la mujer que por muchos años trajo alegría, distracción, y festejos al municipio de El Cerrito, con los famosos disfraces y comparsas, tradición que también la dejaron acabar porque nadie tuvo el empuje, dedicación y entrega, sin esperar nada a cambio, como ella lo hizo.
No niega que le gusta el guaro y no en copa pequeña, "Servime un aguardiente en copa de tintero o no me des nada", dijo al equipo periodístico que le visitó en su casa de la carrera 9 No. 6-12 del Barrio Hernando Navia Barón o el centro.
En la pared de entrada a su casa se encuentran expuestos los pergaminos en reconocimiento a su labor, fotografías, y muchos recuerdos que siempre admira con gallardía, porque se siente orgullosa de haber cumplido esa loable labor.
7 hijos, 30 nietos y 12 bisnietos conforman el relevo de su generación, los que se sienten orgullosos de tenerla viva, aunque ella manifiesta encontrase cansada y no querer vivir más, y no es para menos, ante la indiferencia de un pueblo que quizá no la conoce… y quienes compartieron con ella muchos momentos, tristemente ven que de nada sirve entregarse a las comunidades para luego quedarse relegados al cuarto del olvido.
La bailarina de Pasillos Colombianos, la misma que por muchos años le llevó tinto en termos a los policías de la antigua inspección, la que dio de comer y protegió las palomas del parque Rada, seguirá siendo uno de los pilares fundamentales con que se erigió El Cerrito como municipio próspero en el Valle del Cauca. A la Capitana de Bomberos, nuestra admiración y respeto.