5.06.2013

El periodismo en Colombia, carne de cañón para la clase corrupta


Redacción Región
El Periódico

Un atentado contra la libertad de prensa se presentó en la noche de este miércoles, cuando el carro en el que se transportaba el periodista Ricardo Calderón, jefe de Investigaciones de SEMANA, recibió cinco impactos de bala.
El hecho ocurrió hacia las 7 de la noche en la vía que conduce de Ibagué a Bogotá.
Calderón hace parte de un equipo de periodistas de la revista que indagó sobre las irregularidades en el Centro de Reclusión de Tolemaida, en donde militares condenados por las más graves violaciones a los derechos humanos han gozado de extravagantes privilegios. SEMANA ha publicado ya varias denuncias, tanto en su edición impresa como en su edición on line, de estas irregularidades que se han convertido en un escándalo nacional.
Apartes de la publicación de la Revista SEMANA del 2 de Abril de 2011. “Por años, la cárcel insignia de las Fuerzas Armadas, el Centro de Reclusión Militar (CRM) de Tolemaida, ha parecido más un club de descanso que una cárcel de alta seguridad. SEMANA descubrió que muchos de los 269 oficiales, suboficiales y soldados que pagan allí por homicidios, masacres, torturas y secuestro entraban y salían como Pedro por su casa, tienen negocios dentro y fuera de la prisión y no viven en celdas sino en cabañas. Como si lo anterior fuera poco, muchos de ellos siguen activos y recibiendo sueldos y otros beneficios, pese a tener en firme condenas que llegan a los 40 años. Hay hasta presos que pasaron vacaciones en San Andrés y Cartagena”.
Lo paradójico del tema es que ninguna entidad del Estado colombiano se digno investigar este afeante caso de corrupción denunciada por el Periodista Ricardo  Calderón y todo continuo como si nada.
Y Ahora cuando la vida de este colombiano se pone en peligro  en aras de brindar información sin tapujos, sale el gobierno colombiano a pronunciarse con investigaciones a los autores materiales e intelectuales del hecho, preguntamos entonces, ¿Por qué no han hecho nada para dar solución a los coletazos de Tolemaida, el hacinamiento en las cárceles colombianas que se presta para toda clase de actos violentos, o lo recientemente registrado en  el Centro de Reclusión para Menores en Cali?, eso sin mencionar la situación que en Buga se dio a conocer en su debido momento con la problemática en el tema de salud para con los internos de la cárcel de Guadalajara de Buga en el Valle del Cauca.
Como medios de comunicación, no podemos acolitar actos de barbarie como este que pone al periodista en el ojo del huracán de los pocos vándalos que busca callar la prensa para tener amplio espacio para  continuar con sus fechorías quizá patrocinadas por dineros extraños y que mantiene  bajo perfil.
La mordaza impuesta al periodismo colombiano mediante amenazas de muerte se evidenció en la primera medición de la investigación del Observatorio de Medios y fue confirmada por  varios organismos internacionales, entre ellos el Observatorio Iberoamericano de la Libertad de Prensa, el cual manifestó que entre 1979 y 1999 en Colombia fueron asesinados 118 periodistas; prácticamente un promedio de 6 comunicadores por año.
“Una Sociedad que No está bien Informada no es Plenamente Libre”.
La libertad de expresión es un derecho fundamental o un derecho humano, señalado en el artículo 19º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, y de las constituciones de los sistemas democráticos. Concordante con esto, la “Convención Americana sobre Derechos Humanos”, expresa en su Artículo 11: ” Protección de la honra y de la dignidad.
1. Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad.
2. Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio o en su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o reputación.
3. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o esos ataques.”