7.30.2013

A su paso por la ciudad, el rio Guadalajara advierte de su muerte por contaminación

En el diagnóstico ambiental se indica que entre los mayores focos de contaminación industrial se encuentran las sedes de las grandes industrias, como los barrios San Juanito y Alejandro Cabal Pombo. 

Redacción Buga
El Periódico

Un diagnóstico realizado en la cuenca del río Guadalajara en Buga – Valle, arroja como resultado que los recursos hídricos, especialmente esta fuente natural, presentan problemas de contaminación como resultado de los vertimientos de aguas residuales, domésticas, industriales y agropecuarias.
Esta problemática, que no se oculta a los ojos de los funcionarios de la CVC- Ogac -Centro Sur de Buga, cuya oficina principal se encuentra a escasos 40 metros de uno de los focos de contaminación del afluente hídrico natural por el arrojo constante de aguas negras, al parecer es del desconocimiento de los funcionarios del máximo ente rector y protector del ecosistema en esta región del país.
El Guadalajara, un río que baña las estribaciones de las cordilleras en la región oriental del municipio, sólo y únicamente se puede apreciar en su estado natural, puro, cristalino y alejado de toda clase de impurezas, en un pequeño tramo, ya que la mano contaminante y destructora del hombre no ha cubierto todo su cauce.
Un ejemplo de ello es la zona rural de Buga, que por ser fundamentalmente agrícola y por tanto usuaria de herbicidas, insecticidas y plaguicidas en general, así como de fertilizantes químicos,  es posible que el río Guadalajara y las acequias que cruzan por el Valle hasta el río Cauca presenten niveles significativos de estos elementos.
Los vertimientos industriales al caer al sistema de alcantarillado no reciben tratamiento alguno ni están sujetos a control, por lo cual es difícil establecer la magnitud del daño que producen, amén de la CVC
Las minas de oro existentes en el sector montañoso, así como la extracción de arena de río, peña y gravilla, constituyen igualmente un foco preocupante de contaminación hídrica. Estas actividades generan una apreciable carga sólida para el Guadalajara que, además de aumentar su turbidez, le restan capacidad al cauce favoreciendo eventuales inundaciones.
La marcada deforestación que ha sufrido la región ha nutrido el desarrollo de procesos de erosión hídrica superficial, especialmente en las colinas del oriente bugueño.
Para los bañistas del rio Guadalajara no es un secreto la perturbación de fuertes olores a cochera mientras disfrutan de las cálidas aguas de este afluente hídrico, unido a ello, el vertimiento que se aprecia de aguas residuales provenientes de las edificaciones cercanas al rio, de las casas campestres, balnearios, restaurantes, y toda clase de establecimientos comerciales que a su amaño y antojo se ubican a lo largo del cauce del Guadalajara, sin que las autoridades ambientales en cabeza de la CVC, se manifiesten en contra de ello.
A lo anterior se agrega la contaminación por aguas negras, ya que la red de alcantarillado que tiene el municipio está dividida en dos secciones, al sur y al norte.
Los desechos de la primera se vierten del río Guadalajara a la altura del puente de La Merced, en el barrio del mismo nombre,  mientras que los desechos de la segunda sección son vertidos al río Cauca a través de la acequia “Tiacuante” que pasa por el costado sur del barrio Paloblanco; la acequia San Juanito, entre la prolongación de las calles 9 y 10; y la acequia de la Cuarta que pasa entre la prolongación de la calle 5 y la avenida Alejandro Cabal Pombo.
El uso de las aguas de estas acequias para riego, puede producir problemas de salud, tales como enfermedades bacterianas, virales, parasitarias y otras, entre la población que tenga contacto directo con ellas. De esta manera se concluye que los problemas encontrados exigen de una rápida y eficaz solución por parte de las autoridades municipales y de la CVC.