2.14.2012

Tres audaces bugalagrandeños adelantaron mantenimiento a reloj de la iglesia


Subiendo y bajando varias horas al día y durante muchos días 113 escalones, tres incansables hijos de Bugalagrande se dieron a la noble, altruista y muy peligrosa tarea de hacerle mantenimiento al reloj de la Iglesia San Bernabé Apóstol, que por más de  medio siglo, ha marcado las horas en esta localidad, convirtiéndose en el  historiador y vigía silencioso del paso del tiempo y las acciones de muchos citadinos.
Daños ocurridos por el paso del tiempo, la humedad climática, la falta de lubricantes y el efecto propio del desgaste de un equipo de esta naturaleza, conllevaron a  Héctor Fabio Wallens, los hermanos  Humberto y Álvaro Saavedra a penetrar el corazón de la torre de este templo religioso ubicado en uno de los laterales en frente del parque principal del municipio, a realizarle labores de mantenimiento, limpieza a las múltiples piezas que de manera unidad y sin cansarse, marcan el tiempo segundo a segundo para propios y visitantes.
La trilogía del mantenimiento y la odisea, manifestó recordar el momento en que se reventó una cadena  de las contrapesas, cayendo  a más de 25 metros de altura, generando gran estruendo, lo que conllevo al pánico entre las personas que a esa hora de lo ocurrido se encontraban por el sector, en igual manera de los feligreses que se encontraban en oración al interior del templo religioso, que por fortuna fue solo eso, pánico y alarma, porque el daño quedo entre las piezas dañadas como piñones, trinquetes, pasadores, ejes, cadenas, y varillas metálicas, las cueles en su mayoría fueron necesarias reponerlas nuevamente, dando gracias la ayuda y generosidad de la empresa privada, del comercio, la ciudadanía, mientras que otras fueron sometidas a reparación para ponerlas nuevamente en funcionamiento en este antiguo reloj.
Los citadinos se mostraron satisfechos por la labor cumplida de manera gratuita por estas personas, que sin esperar nada a cambio, dedicaron tiempo, ingeniosidad, conocimientos y destreza a fin de brindar otros años de vida útil a este elemento que desde hace años, se ha convertido en compañía de la población.
Entre tanto, el párroco, durante las homilías en los actos litúrgicos, elevo peticiones al dador de la vida en señal de agradecimiento por permitir que  los tres valerosos bugalagrandeños pudieran cumplir con esta labor, brindando desde su Casa Celestial la protección a sus vidas.