12.23.2013

LAGUNA DE SONSO

Especial para El Periódico
Por: Alberto Marino Castillo Patiño

El único depósito natural de agua del suroccidente colombiano, se extingue.
Aún recuerdo lo que en un día alcanzó a captar el lente de mi cámara, bandadas de Patos, Buitres de ciénaga, que compartían las copas de los árboles con Ibis, Carpinteros, Garzones azules, Cormoranes,  Águilas y los infaltables Pellares. Era en ese entonces, 20 años atrás, un verdadero paraíso natural.
Sin embargo, la laguna se encuentra en proceso de desecación debido a graves modificaciones en su ecosistema; por un lado, están las causas naturales como la sedimentación y la proliferación de malezas acuáticas y, de otro, las generadas por el hombre… sí, aquellas que la mano del hombre es capaz de hacer, como la contaminación de sus aguas y la influencia del capitalismo tratando de incorporar sus tierras a la ganadería y al mono cultivo de la caña de azúcar, esta última aporta nutrientes por aguas de escorrentía y subterráneas que son utilizados en el abono y que disueltos en el agua de la laguna se convierten en el medio propicio para la proliferación del buchón de agua (eichhornia crassipes), planta esta que en sobrepoblación se ha convertido en la segunda amenaza de este sistema hídrico; acaba con el espejo lagunar, con el oxígeno del agua y, lo más preocupante, amenaza con el sustento de 80 familias que dependen de la pesca artesanal.
Hace cerca de dos años el rio cauca rompió el jarillón en el sitio conocido como “El Boquete”, este daño aceleró el proceso de sedimentación, pues en 18 meses de entrada directa de las aguas del rio hacia la laguna, se introdujo un metro con treinta de sedimento; esto se puede constatar cerca a la madre vieja “El Burro” donde un cerco que limita a la laguna con un predio privado quedó totalmente tapado, situación que aumentó ostensiblemente la pérdida de profundidad que ha venido afrontando el humedal desde hace 30 años, pues hay sitios donde tiene 70 a 100 centímetros de profundidad y en otrora tenía entre 300 y 400 centímetros.
Durante 20 años, los pobladores de este sector han sido testigos de la lenta muerte que arropa este humedal, refugio de la fauna propia y sitio de alimentación y descanso de aves migratorias como los Patos canadienses, los Flamencos, entre otros. Al igual que la reducción en la talla de los peces y poca presencia de bagres y bocachicos que en épocas anteriores abundaban.
El calvario de la Laguna de Sonso comenzó con la construcción de la vía al mar (Alejandro Cabal Pombo), donde se cometió un error histórico, al taponar 7 caños, entre ellos el más importante, “El Carlina” por donde este cuerpo de agua se deshacía de la maleza (buchón) de manera natural. Hoy día los ambientalistas en cabeza del abogado Harold Hernán Moreno, dan la batalla jurídica a través de una acción popular, responsabilizando y exigiéndole a la autoridad ambiental del departamento (CVC) la reapertura al menos de 5 caños incluido El Carlina.
En debida manera se hacen profundos análisis a la actuación de la corporación autónoma regional Valle del Cauca CVC, porque se considera que a nombre del medio ambiente son muchos los recursos que se gastan, pero este gasto no se refleja en la salud del medio ambiente; por ejemplo, la situación lamentable por la que atraviesa el río Guadalajara y el tema que nos ocupa, nuestra laguna.
El plan de manejo de la laguna no tuvo la suficiente socialización y mucho menos contó con la comunidad que tiene influencia directa con el humedal, se han hecho contratos con biólogos, con ONG`s, lideradas por ex funcionarios de la CVC que ahora fuera de la entidad, tienen la salvación pero cuando estaban dentro no hicieron nada.
No podemos negar que estos cuerpos de agua tienen que morir por su proceso natural, no obstante, no hay por qué acelerarlo con nuestra irresponsabilidad, falta de compromiso, conciencia ambiental y lo que es peor, la indiferencia, la politiquería y el clientelismo que existe al interior de la autoridad ambiental; de ahí que se hace necesario seguir trabajando en defensa de este humedal ya que es la casa de miles de seres entre animales y plantas que hacen parte de una de las tantas joyas que poseemos en la Ciudad Señora de Colombia y que con tanto orgullo proclamamos hoy.