4.29.2010

El peligro ronda los parques infantiles

PALMIRA - La alegría y la recreación ya no juegan en los parques infantiles de la Villa de las Palmas, porque el abandono y el olvido se instalaron en los centros recreativos.
Más del 90% de estos sitios presentan un deterioro tan grave que resulta paradójico que niños y adultos continúen visitándolos y disfrutándolos.
La escena es casi la misma en todos ellos: columpios destruidos, deslizadores con la lata levantada o los soportes reventados. Ruedas que se resisten a girar o maleza que parece tragarse hasta los gritos de los niños que no temen hundirse en ella con tal de lograr un poco de alegría, de diversión. En su inocencia sólo entienden que es el único lugar donde no les cobran por entrar y mucho menos por utilizar los juegos, no obstante el riesgo que ello puede implicar.
Uno de los problemas de fondo es el dinero, los padres de familia no pueden dejar de observar con desconsuelo cómo sus pequeños se aferran a un desvencijado columpio en el parque del barrio Petrú, en la carrera 28 con calle 16, que más que un parque parece un rastrojo. Allí sólo hay dos columpios en pie, lo demás es tierra y basura.
En el Sesqui la situación pareciera un poco mejor. Los juegos están pintados, pero la pintura no logra cubrir las huellas dejadas por el uso sin compasión de los infantes. La barra que sostiene los columpios está partida justo en la mitad y si no se ha venido al suelo con todos los muchachos que se suben en ellos es de puro milagro. Las ruedas no pueden ser más viejas y uno de los deslizadores tiene una de las bases de apoyo reventadas.
Pero esto no es problema para los estudiantes de la escuela Susana López, que está dentro de las mismas instalaciones del parque.
En Chapinero, aunque algunos juegos “aguantan”, como dirían los muchachos, otros parecen sembrados en medio de la maleza que los cubre.
En el barrio Olímpico, a su vez, el parque queda junto al CAI de la Policía. Allí los juegos se ven opacos, sin vida, tristes para ser un sitio de esparcimiento y alegría.
De acuerdo con los vecinos, en el barrio Colombia los juegos están en franco abandono y deterioro. Pero lo peor, aseguran, es que el sitio ya no es para niños, sino para los consumidores de alucinógenos.
“Cuando el parquero no abre temprano se suben por la malla y se dedican a meter marihuana. Uno lleva a los niños y tiene que aguantarse ese olor”, expresó una residente de la zona.
Entre tanto, en el sector de La Emilia, donde en los últimos días se ha disparado el número de homicidios, hay una zona del parque en la que la hierba alcanza hasta un metro de altura.
“Da hasta miedo, porque uno no sabe si hay animales allí. Y es peligroso, porque dentro del parque funciona un jardín infantil. Imagínese que los muerda algún bicho”, sostuvo un habitante del lugar, quien señaló que, incluso, algunas parejas se esconden allí para consumir o tener relaciones sexuales.
En Coronado, otro de los sectores más vulnerables de la Villa, la situación no es diferente. Los pequeños, en un acto de desafío, se lanzan por el deslizador, a pesar de que la lata se levanta justo en la mitad del mismo.
“Los parques se acabaron hace diez años en esta ciudad, porque no les hacen mantenimiento. Si tuvieran un parquero y le pagaran aunque sea un mínimo, estos sitios no estarían tan mal. Ahora los parques no producen alegría sino miedo”, puntualizó don Ángel Ricardo González.